miércoles, 28 de marzo de 2012

Tranquilidad. Felicidad. Motivación

Después de una primavera avanzada, donde las altas temperaturas y el calor prácticamente estival nos invadió durante más de dos semanas, una perturbación acabó dejando gruesos de entre 70cm y más de un metro en las zonas mejor orientadas. Y por fín, descargó especialmente en la vertiente sur del Pirineo, donde en la majoría de zonas apenas había precipitado en toda la temporada.
Buenísima noticia para los amantes de nieve, y aún mejor para las reservas de agua!

Pero, las fechas son las que son, y que esta nevada cayera a 22 de marzo no es lo mismo que si hubiera caído en enero, ya que la fuerza del sol y las horas de éste son mucho más elevadas. Además, dejé de nevar el jueves, así que habría que ver cómo llegaría al fin de semana.

Después de mucha búsqueda, y de no querer jugárnosla con el alto riesgo de aludes, encontramos una ruta que creíamos que era lo suficiente segura como para minimizar al máximo las posibles consecuencias de los aludes.

Así que cogemos los trastos y salimos el sábado en dirección al Puerto de Puymorens, donde ya hemos ido varias veces este invierno. El sol pica ya de buena mañana, y hay que ponerse crema si no quieres que se te caiga la piel a tiras.

Arnau, Heather y yo cargamos las mochilas, y empezamos a foquear en dirección hacia la Coma d'en Garcia.
Tres semanas atrás lo habíamos intentado, pero la bajísima visibilidad nos echó atrás, hoy el día es radicalmente diferente.



El sol aprieta, pero la nieve aguanta todavía polvo en las buenas orientaciones. Vamos remontando y pasamos el punto donde nos quedamos en el intento anterior. La verdad que no estábamos tan lejos del cuello, nuestro objetivo de aquél día.
Una vista atrás para observar la estación de Porté Puymorens con el Pic de la Mina coronándola, justo detrás el Pic de Pedrons, que nos marca la puerta al territorio andorrano



Desde aquí, un trazo más llano, y el último esfuerzo, la última pala antes de llegar al cuello. A nuestra derecha, la zona de las Crestes de Llosars, con buena orientación, y gente aprovechando la calidad de la nieve y la pendiente de éstas.

Llegamos a la Portella de la Coma d'en Garcia, 2534m,con buen timing contando el pésimo estado de forma y el pesado equipaje que llevamos.

Los tres con el Puigpedrós de Lanoux al fondo, Coma d'Or a la derecha de la foto, y el valle de Bésines, nuestro destino, a la izquierda de la foto.



Descartamos hacer algún pico de los alrededores. Habíamos pensado en esta opción, pero las pesadas mochilas se han hecho notar en el último tramo, además de la fuerza del sol afecta directamente a la nieve, y se está haciendo tarde, por tanto incrementando el riesgo de aludes y dañando la calidad de la nieve.

Así que después de comer y beber para reponer fuerzas, quitamos pieles de foca, y nos preparamos para el descenso hacia la cara norte del cuello dónde estamos, esperando encontrar nieve de calidad. Y bingo! primer giro levantando polvo que hace que nos olvidemos de lo pesada que es la mochila y nos concentrémos en disfrutar de la bajada.

Todos bajamos exprimiéndo al máximo nuestros splitboards y skis, disfrutando la bajada que nos hemos ganado previamente, con una sonrisa de oreja a oreja.



De repente paramos. No se oye nada. Sólo silencio. Un grupo de franceses asoma un poco a lo lejos, pero hay montaña y nieve para todos.
Y así seguimos trazando nuestras líneas en la nieve polvo, hasta que llegamos al fondo del valle, donde paramos a recargar agua, y volver a poner las pieles de foca para remontar hasta el refugio.



Foto: Arnau Hervera. Blackberry.

Llegamos al refugio, y descargamos los trastos para descansar. Sin quererlo, nos quedamos dormidos en la terraza, una pequeña siesta que nuestros cuerpos necesitaban, y en toda la tarde no hacemos nada más que disfrutar de la vistas y del silencio.

Vistas desde la ventana






Cuando cae el sol, preparamos la cena y rápidamente a dormir que el cansancio y la insolación hacen mella en nuestros cuerpos.

Últimas luces sobre el valle de Bésines.




Nos despertamos después de una noche más cálida de lo esperado. Ninguno hemos pasado nada de frío, aunque teníamos bien a mano las mantas preparadas por si acaso. La verdad es que los refugios libres franceses son otro mundo.

Lentamente y con mucha pereza, preparamos los trastos y nos ponemos en marcha.
Con más pena que gloria Arnau y yo bajamos el primer trozo con el splitboard en modo esquí. Aún nos falta practicar mucho! Y al llegar al fondo de valle, empezamos a remontar en el bosque, viendo las trazas de bajada del día anterior y recordando los buenos momentos.




Seguimos remontando, y se nota el aumento de temperaturas, además de la hora extra debido al cambio horario. Las mochilas pesan, así que avanzamos lentamente, disfrutando de las vistas y del paisaje.



Remontamos hasta el cuello, con bastantes dificultades en mi caso en la pala final, ya que el peso de la mochila y la fuerza del sol me impedían llevar un ritmo fluido, pero lo consigo finalmente.
Bebemos, comemos, y preparamos el material para la bajada. Buscamos la buena nieve en la zona más de sombra, y disfrutamos de la bajada hasta unos 200metros del coche, donde toca volver a practicar el modo esquí del splitboard.


Ha sido un fin de semana de esos que crean afición. De los que se quedan en la memoria durante mucho tiempo: buena nieve, buen tiempo, buen terreno y buena compañía!
Teníamos muchas ganas de ir por esta zona, y la verdad es que no ha decepcionado en absoluto.

Y aunque ahora tengamos unas temperaturas casi estivales, hay mucha nieve en la montaña todavía, y se aproxima un cambio de tiempo que espero que nos deje algunos centímetros más. Así que ya sabéis, aprovechad y salid a la montaña a disfrutar, que la temporada aún no ha acabado!




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