martes, 26 de abril de 2011

Dolomiti

Después de unas vacaciones de Semana Santa moviditas, estoy de vuelta en Oslo. Las vacaciones, más largas de lo normal para mí, empiezan encontrándome con Heather en Barcelona. Hemos decidido que iremos a visitar a nuestro amigo Lorenz en su pueblo natal en las Dolomitas, en Italia. Ya hacía varios años que quería visitar esta zona y se me presentaba una oportunidad inmejorable, aunque finalmente, después de hacer un seguimiento de la meteo y muchas conversaciones con Lorenz, decidimos no llevar ni splitboard ni skis. Él cree que habrá que portear las tablas demasiado tiempo y no cree que haya demasiada nieve. Hace tiempo que no nieva por allí, otra zona que no ha tenido una buena temporada este invierno. Así que modificamos un poco el plan y cargamos sólo con las botas de montaña.

Salimos en dirección a Milan, donde llegamos a media tarde y nos damos un paseo por la ciudad. Yo no soy un gran fan de turismo de ciudad, así que Milan no me apasiona, no le encuentro ningún interés especial, además de ser una ciudad cara y sucia en cuanto a coches y polución. Allí nos encontramos con Mauro, que nos acoge muy amablemente en su casa, y nos enseña un poco de la vida nocturna de Milan. Nos despedimos por la mañana y cogemos un tren dirección a Verona. La ciudad no tiene nada que ver con Milan, Verona es pequeña pero tiene mucho encanto. Mucho turista también, además de que el tiempo anima a estar paseando.






Varias horas después y habiendo visitado los monumentos más característicos, volvemos a subirnos a un tren, con dirección norte. En los alrededores de Bolzano/Bozen los carteles ya empiezan a estar en dos idiomas, italiano y alemán. Esta zona es de habla germánica, ya que hasta la primera Guerra Mundial perteneció al imperio Austro-Húngaro. A partir de aquí, Italia conquistó la zona hasta la actual frontera con Austria, y Mussolini intentó repoblar la zona de italo-parlantes, y italianizar los nombres de las poblaciones. Nos bajamos en Bressanone/Brixen, buscando un albergue que un amigo de Mauro nos ha recomendado. Parece que hayamos cambiado de país, ya que el estilo de la ciudad es totalmente austríaco, y por las calles sólo se escucha hablar alemán. Cenamos y bebemos una cerveza en un biergarten, y a dormir que estamos cansados. El día amanece soleado otra vez, y después de aprovechar el desayuno del albergue, salimos a pasear por el pueblo. Es un sitio muy tranquilo, con un centro histórico muy interesante, iglesia y calles estrechas, en el fondo de un amplio valle que sigue al río Adige y rodeado de altas montañas, con una estación de esquí (Plose) a la que se accede cogiendo un bus. Un ejemplo perfecto de una pequeña ciudad alpina. Como curiosidad, es la ciudad natal de Reinhold Messner, famoso alpinista.

Vista desde la ventana del albergue






Después de pasar el día admirando el entorno y la tranquilidad, nos subimos a un bus, esta vez con destino final el pueblo de Lorenz, San Vigilio di Marebbe/Sankt Vigil i Enneberg/Al Plan de Mareo. Aquí, además de estar en zona de habla germánica, tienen una lengua propia, el ladino, idioma románico que se habla en la provincia del Südtirol, con sus dialectos dependiendo del valle en el que te encuentres. El ladino es la lengua materna de la gente que ha nacido en este pueblo, aunque todos aprenden alemán y italiano en el colegio.

Después de 3 cambios de buses llegamos al sitio en cuestión, y entonces entiendo muchas cosas. Lorenz nos recoge, nos comenta que ha dado una vuelta en bici por la zona y tiene más nieve de la esperada, pero que aún así el porteo seria de unas 2horas hasta encontrar nieve. Ya volveré a la zona con mejor nieve, ahora toca disfrutar caminando por la montaña primaveral.

Y eso hacemos nada más llegar, un pequeño paseo para apreciar la magnitud del valle y con las montañas dolomíticas de fondo.



Últimas luces del día con el tono rojizo característico de las Dolomitas



Nos levantamos preparados para adentrarnos en el parque natural de Fanes-Senes-Braies, donde conducimos por una carretera hasta que a 12km del pueblo se acaba, y elegimos la zona de Senes para el día de hoy. El camino sube empinado, y el sol aprieta, y vamos ganando altura muy rápidamente y dejando cada vez más abajo el fondo del valle con el Hotel Pederü que marca el final de la carretera.



Paredes de roca dolomítica nos rodean y seguimos por la pista, que desearíamos que no fuera tan empinada. A unos 1800metros encontramos nieve en el camino, y cuando llegamos a cerca de 2000metros, se nos abre este panorama.



Estamos en la zona donde se encuentra el refugio Fodara, además de algunas cabañas de pastores y una minúscula capilla. Hay más nieve de la esperada, y realmente la zona tiene muchas opciones para el splitboarding. La forma de las montañas junto con la nieve y el día totalmente soleado crea un paisaje perfecto.

Seguimos andando, ahora ya en nieve continua, y nos cruzamos con un esquiador de travesía. La única persona que vemos en la zona, cosa que nos hace sentirnos aún más afortunados. Seguimos en dirección al refugio de Senes, y volviendo la vista atrás nos encontramos esta imagen, mirando hacia la zona de Fanes.



Seguimos con nuestro camino hasta llegar al refugio de Senes. Aquí los refugios son edificios grandes mas parecidos a un hotel que a lo que entendemos por refugio en el Pirineo. También el tráfico de gente es más grande en esta zona, y además disponen de varios vehículos para transporte de mercancías, como motos de nieve y snow-cats.

En el refugio ondea la bandera ladina, y Lorenz nos anima a degustar una bebida típica, coca-cola con weissbier. A mi no me apasiona demasiado el invento, así que prefiero pedirme la clásica coca-cola, y me dedico a observar las vistas.

Al fondo, las montañas de la zona de Cortina d'Ampezzo.



Se nos hace tarde, y decidimos volver con un ritmo rápido para que no nos cierren el único supermercado del pueblo. Paramos a medio camino para observar la magnitud de las paredes de piedra dolomítica.




Al día siguiente recibimos la llamada de Yasmina, Andy y su hermano, que vienen desde Munich, así que decidimos esperarlos, y hacer lo que se suponía que tenía que ser una pequeña caminata, que al final acabó siendo una gran excursión por atajos que hacen que subamos casi arrastrando la lengua por el suelo, y travesías por prados alpinos, hasta llegar al pico Rit, que nos regala unas vistas que bien han merecido el esfuerzo y el sudor.

San Vigilio/Al Plan a un lado, de donde venimos caminando.



La Valle/La Val al otro, con el pico de La Marmolada a la izquierda, el pico más alto de las Dolomitas, pero que debido al sol no se aprecia demasiado bien en la imagen.




Enfrente las Dolomitas en todo su esplendor, en la zona de Fanes.



Volvemos hacia el pueblo, esta vez sin tomar tantos atajos ya que las rodillas nos arden. Ducha, relax, charla y a dormir.

Nos levantamos, por primera vez en lo que llevamos de viaje, con el cielo nublado. La verdad es que es un descanso para nuestras pieles quemadas por el sol, fallo nuestro por olvidarnos de usar crema solar el primer día!
La zona escogida hoy es la famosa zona de Fanes. Una pista sin nieve nos lleva hasta el refugio después de 6 kilómetros. El día no pinta muy bien, y las nubes hacen que no podamos apreciar las montañas en todo su esplendor.




Desde el refugio, después de beber algo, seguimos hasta un pico cercano. Ahora la pista ya no está limpia de nieve, y si te descuidas te hundes hasta la rodilla. Paramos a comer algo, pero la temperatura ya no es tan agradable, además de que se ha girado viento, así que no estamos demasiado tiempo, pero lo suficiente para entender por qué es la zona preferido de Lorenz para el esquí de montaña.






Volvemos por el camino por el que hemos venido, dejando atrás la nieve y volviendo a la mezcla de colores ocres y marrones con los verdes que empiezan a florecer después del frío invierno.
Una mirada atrás nos deja el último recuerdo de la zona.




Se nos han acabado los días, y nos queda un largo viaje de vuelto a Barcelona. El último día en la zona nos despide con lluvias, realmente hemos tenido mucha suerte con la meteorologia, y hemos podido aprovechar para descubrir estas preciosas montañas en una compañía inmejorable. Agradecer especialmente a Lorenz por acogernos en su casa y compartir su pasión por las montañas con nosotros. También a Mauro por acogernos la primera noche.
Ahora falta volver en pleno invierno para poder disfrutar de las montañas desde otra perspectiva.


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